Las novedades económicas son deprimentes. El presidente dijo el 1º de marzo en el Congreso un discurso vacío donde no pudo aportar nada, donde no puede vender más que slogans y expectativas. No puede controlar una sola de las variables económicas. Dice combatir la inflación pero ésta sigue subiendo; dice tratar de frenar y mantener el tipo de cambio, pero éste va según la tasa de interés del Banco Central: dice tratar de bajar la tasa de interés y tenemos la tasa de interés más alta del mundo; quiere vender una expectativa de mejora cuando el consumo está bajando; la inflación aumenta y los nivéles de crecimiento no dan; el déficit fiscal está aumentando; clama por inversiones cuando es el propio gobierno el que crea las condiciones inversas a la ia inversión estimulando y subsidiando el negocio financiero.
La inflación tiene un efectio inexorable, baja los salarios reales. Consecuentemente los salarios se transforman en la variable de ajuste de todo este sistema financiero que hay que aguantarlo de esta manera.
La cláusula gatillo es de elemental honestidad. Pero lo más insultante es que en la misma semana que está negándole la cláusula gatillo a los docentes y al resto de los trabajadores se le está poniendo por escrito a los Bonos Boncer donde se establece dos cláusulas gatillo por los CER y ajuste por inflación para garantizarle la rentabilidad, para que no se carcoma esa rentabilidad.

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